ÁLVARO DELGADO ES UN EGÓLATRA CONTINUISTA

Crónicas del Este 10/12/2023 Politica

Leandro Secinaro

Para comprender a fondo la figura de Álvaro Delgado, es fundamental abordar diferentes aspectos que definen su perfil político y su posición dentro del escenario nacional. Identificado como un ferviente “Wilsonista”, en un reciente artículo se abordó su relación con Laura Raffo, eludieron mencionar la precandidatura de Jorge Gandini y sugirieron sutilmente que el wilsonismo pivotea en torno a él.
Es imprescindible situar nuestra experiencia con Delgado en el contexto de su persona. En un encuentro en la Torre Ejecutiva en 2021, se destacó su egocentrismo. La reunión transcurrió en un ambiente rodeado de teléfonos fijos y celulares, donde afirmó tener su propio "Guardián".
El episodio, adornado con un sillón estilo Monarca, evoca la ironía del humorista Jorge Corona en la década de los noventa. No obstante, más allá de las anécdotas, la reunión dejó un regusto amargo, evidenciando un comportamiento patán, un término que encierra grosería y rudeza.
Desde entonces, Delgado se erige como el poder tras el poder, revelándolo incluso antes del caso Astesiano. En una entrevista con El País, afirmó ser el corazón del gobierno, menospreciando al presidente y subrayando su papel crítico desde el punto político. Destacó su estrecha relación con Manini y anticipó la creación de una mesa política de la coalición, aunque en cinco años no se ha materializado.
Curiosamente, no hizo mención de sus socios del Partido Colorado y Partido Independiente, generando incertidumbre sobre su alineación política. Sobre sus competidores internos, solo abordó el tema de Laura Raffo, proclamada por el Herrerismo, destacándola como una gran compañera.
En cuanto al proyecto económico, Delgado propone reducir la carga del Estado y seguir aplicando promociones de actividades existentes. Su visión sobre el Frente Amplio se presenta como una demonización, catalogándolo de radical y dispar en propuestas y acciones, como si el Partido Nacional fuera un coro afinado en armonía.
Al hablar de inversiones, Delgado se limita a la continuidad en el negocio maderero y su conexión con la operativa portuaria. No ofrece propuestas innovadoras para generar crecimiento y desarrollo.
En la entrevista, se jacta de sobrevivir a las cinco crisis del gobierno, insinuando que las víctimas fueron otros, sin especificar quiénes. Respecto a su equipo de trabajo, se le pregunta sobre la renuncia de Roberto Lafluf, y Delgado afirma no haber tomado decisiones al respecto.
En resumen, la entrevista se percibe como un despliegue de centros a la olla, con preguntas superficiales y una ausencia de repreguntas, característica de notas pautadas. Delgado evade temas cruciales como el narcotráfico y la corrupción en el Ministerio del Interior.
El estilo de Álvaro Delgado, carente de empatía y humildad, se percibe como un reflejo del soldado leal a Lacalle Pou. Sin embargo, para emular al actual presidente, deberá recurrir a un cambio de imagen, adoptando selfies, un jopo de pelo alborotado y combinaciones audaces de chalecos y sacos. La clave estará en superar la imitación y presentar propuestas concretas que conquisten a los votantes, ya que las copias rara vez triunfan en el ámbito político.