PCC EN URUGUAY: DESAFÍOS Y OBSTÁCULOS EN EL TERRITORIO RIOPLATENSE

Crónicas del Este 17/11/2023 Política

Leandro Secinaro

Uruguay, a pesar de su posición aparentemente aislada en la región, no ha escapado a las garras de las organizaciones criminales transnacionales, en particular, el Primeiro Comando da Capital (PCC 1533). Este fenómeno, característico de las prisiones brasileñas, ha encontrado diversas barreras al intentar expandirse y consolidarse en territorio uruguayo. En este análisis, exploraremos las tensiones geopolíticas en Uruguay y Paraguay y cómo han afectado el negocio del crimen, con especial énfasis en la compleja red de conexiones que vinculan al PCC con otros actores criminales en la región.
Un esclarecedor estudio, devela los eventos recientes en Sudamérica que son de suma importancia para aquellos que se sumergen en la investigación de la facción PCC. Las organizaciones narcotraficantes brasileñas y argentinas han reforzado sus estructuras en respuesta al aumento del control en la Triple Frontera, desplazando sus operaciones hacia el sur. Este traslado no solo evidencia la presencia del PCC en Uruguay, sino también la presencia de otras organizaciones en esta región fronteriza.
La tentativa de infiltración del PCC en Uruguay se encontró con un obstáculo fundamental: la desorganización de los presos uruguayos. A diferencia de Paraguay, donde el PCC ha logrado expandir su influencia en varias prisiones, la cultura penitenciaria uruguaya no proporcionó el terreno fértil necesario para que esta facción criminal echara raíces. Por el contrario, en Paraguay, la similitud cultural con la brasileña, posiblemente marcada por la presencia histórica y numerosa de delincuentes brasileños, facilitó la consolidación del PCC en cárceles cercanas a la Triple Frontera.
La hidrovía Paraná-Paraguay emerge como una pieza clave en esta intrincada trama criminal. Conexiones entre el PCC y Sebastián Marset, un uruguayo convertido en narcotraficante, revelan vínculos más profundos. Marset, sospechoso de ser uno de los autores intelectuales del asesinato del fiscal paraguayo Marcelo Pecci en Colombia, se convierte en un eslabón esencial en esta cadena delictiva. Además, la conexión del PCC con la mafia calabresa a través de la 'Ndrangheta, como puerta de entrada de la cocaína a Europa, acentúa la complejidad de esta red global.
En este entramado delictivo, el grupo brasileño "Os Manos" ejerce su dominio en la frontera noreste de Uruguay con Brasil, buscando expandirse hacia el interior del país. La hidrovía Paraná-Paraguay, que conecta Brasil y Uruguay, se erige como una ruta vital para el narcotráfico, siendo testigo del tráfico de aproximadamente 46 toneladas de drogas entre 2021 y 2022. Este escenario presenta un desafío monumental para las autoridades locales, que luchan contra la corrupción policial, fuerzas de seguridad mal equipadas y diversas dificultades para contener la creciente ola delictiva.
Uruguay, tristemente, se encuentra inmerso en la trata de personas, con un enfoque alarmante en la explotación sexual comercial y el trabajo forzoso de mujeres y niñas. Factores como las fronteras secas con Brasil, la conexión con la hidrovía Paraná-Paraguay, y la presencia de un puerto controlado por una multinacional belga favorecen las actividades del narcotráfico. La carencia de radares aéreos en gran parte del territorio y la corrupción policial complican aún más la lucha contra estos delitos, como revela el informe de la Senaclaft, que señala un deterioro significativo en la situación del país en relación con estos problemas.
La frontera noreste de Uruguay con Brasil es controlada por el grupo criminal "Os Manos", que busca expandir su influencia en el país. La hidrovía Paraná-Paraguay, un importante corredor para el tráfico de drogas hacia Europa y África, ha sido testigo de la salida de alrededor de 46 toneladas de drogas entre 2021 y 2022.
En Argentina, la región conocida como Gran Rosario está bajo la sombra de la organización criminal "Los Monos", dedicada a actividades ilícitas como el narcotráfico y la extorsión.
Por otro lado, el Banco Provincial, privatizado en la década de 1990, se encuentra vinculado al lavado de dinero del Cartel de Juárez, una organización criminal mexicana especializada en el tráfico de drogas y otros delitos. Además, el Banco Provincial está relacionado con el colapso del Banco Comercial de Uruguay durante la crisis financiera de 2002, que afectó la economía regional.
En el ámbito político y mediático, el nombre de la facción criminal brasileña PCC se ha convertido en una estrategia para vincular a políticos con la organización, generando desconfianza y descrédito. Esto recuerda a la situación en Argentina, donde la pandilla "Los Monos" y las actividades ilícitas del Banco Provincial son utilizadas como instrumentos de manipulación política y mediática.
Mientras tanto, Estados Unidos busca mantener su influencia en Paraguay, independientemente de los resultados de las elecciones. La estrategia estadounidense incluye acusaciones de corrupción contra figuras políticas y el respaldo a empresas en conflicto con grupos de poder. La creciente influencia china en la región también preocupa a Estados Unidos, que monitorea las negociaciones con Argentina, Brasil y un posible acuerdo comercial entre Uruguay y China.
En este contexto, el uso del nombre PCC y su asociación con políticos se convierte en una herramienta para desestabilizar y debilitar a los opositores políticos, mientras Estados Unidos busca asegurar su posición en la región y contrarrestar la creciente presencia china. Estas tácticas, junto con la situación en Argentina, subrayan la complejidad de las relaciones políticas y la manipulación mediática en América Latina.
Uruguay se encuentra inmerso en una compleja situación geopolítica, que abarca desde bandas criminales hasta megaproyectos, elecciones en Paraguay y la posible instalación de una base militar estadounidense en la Triple Frontera. A pesar de estos desafíos, el gobierno uruguayo se concentra en combatir el tráfico de drogas a pequeña escala, mientras grandes cantidades de drogas continúan llegando a Europa a través de contenedores con bandera uruguaya. La complejidad de esta situación pone de manifiesto la necesidad de abordar no solo los problemas internos, sino también las dinámicas regionales que contribuyen a la persistencia de estas actividades criminales.