SALUD INCIERTA

Crónicas del Este 12/04/2024 Sociedad

Dr. Álvaro Vero - Especialista en Salud Pública

Un sistema de salud es la respuesta social organizada frente a las necesidades de salud de la población, y en su análisis entran el modelo económico o de financiación, un componente político o de gestión y un modelo de atención.
La proyección de la morbimortalidad hasta el 2030 mantiene en los primeros lugares la cardiopatía isquémica, la enfermedad cerebrovascular y las enfermedades respiratorias y neoplasias. La prevalencia de estas enfermedades continúa en aumento por el envejecimiento de la población asociadas al cambio de hábitos de la población. Alcanzan al más del 60% de las causas de muerte elevando los costos de sus tratamientos, constituyendo una amenaza para el desarrollo de los países (F. Tobar). Integran el grupo de las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT).
La realidad muestra enfermedades del pasado infectocontagiosas inesperadas, endémicas y pandémicas que llegan a hackear sistemas de salud del mundo y un cambio ambiental tampoco sospechado. El control de ellas está lejos de ser el adecuado. En la actualidad, cuando un paciente presenta un problema de salud, se pone en contacto con el sistema, ya sea de una guardia o un consultorio donde se intenta tratar el problema, conocido como sistema del “radar”, y se pierde la posibilidad de tratar los plazos asintomáticos de la enfermedad; solo ve la etapa aguda.
Son necesarios cambios organizacionales, definir nuevos puestos de trabajo, de estructuras, de consultorios específicos y modificaciones en los procesos de atención.
Estimado lector, no se puede mejorar lo que no se controla, no se puede controlar lo que no se mide, no se puede medir lo que no está definido y no se puede definir lo que no se identifica.
Tenemos que tener claro que el control previene el error, la evaluación mide los resultados y en conjunto aportan a la calidad del sistema.
Tenemos que ser conscientes de lo que somos capaces de hacer y de las cosas que no podemos realizar, pero la situación en general me recuerda la enfermedad “Anosognosia”, que es la falta de conciencia de una discapacidad donde las personas no son conscientes de que la padecen. En nuestro caso, la similitud viene basada en la ignorancia enfermiza de no poder reconocer las necesidades sociales o interpretarlas. Es así que tanto en el sector privado mutual (se dilapida dinero en mobiliario de la mutual pero también en las anónimas que la gobiernan en “obras” que “tapan el ojo” del usuario y que no trascienden en salud), tal es el caso del mal llamado hospital de agudos, no terminado, pues de hacerlo perjudica claramente los ingresos de las anónimas médicas con fines de lucro.
Por el lado público se estableció un juego político partidario donde la impericia, irresponsabilidad y la improvisación han apagado las luces que el país tenía antaño en salud. Hoy el juego hospitalario se centra en el diferendo entre los mensajeros de los medicamentos y el portavoz con aspiraciones legislativas carente de reputación y credibilidad. Seguramente represente el más fiel de los nominados (más de 20) que deberían marcharse.
¿Ud. se preguntará cómo se llega a esto? No es difícil, se sabe que este modus operandi estuvo asesorado por un secretario de Presidencia que cobró honorarios para mantener el régimen durante años y su interlocutor era el cirujano capitalista conocido como “minotauro”, quien negociaba directamente y hoy el sistema mutual paga sus desvíos a abogados montevideanos con la misma irresponsabilidad, tapando errores y alejando de los objetivos la ciencia médica. Así fue la historia que llevó al aislamiento y a ignorar la participación del usuario que viví y no pude cambiar. Por esto la incertidumbre de lo que debe hacerse, lo que puede hacerse y lo que quiere hacerse.